Padre tenía en la mirada
el gesto inquieto de San Martín
un medio perfil posando en la izquierda
su rebeldía hecha de pasión.
Hijo tiene la mirada de mi P
y trepa con su espada de plástico
a la cumbre de la escalera
Sube uno a uno los peldaños
con su ejército de muñequitos
lanza un grito
y asalta el vacío.
Mi corazón lo ve volar
como un superegüe de felpa
y
cubriéndose de gloria
lo ataja en sus brazos
fuertes
fuerte.
La heroicidad
es juego de niños.
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